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Francisco Soriano practicando empuje de manos con la maestra Wang Yang
Letras chinas

BREVE APUNTE SOBRE EL 

TAIJIQUAN

Entrenamiento en el parque de Málaga de Taijiquan
Francisco J. Soriano practicando Chen Shi Taijiquan
Imagen de los ocho trigramas

El Tjq es, ante todo, un arte marcial tradicional que funde su filosofía de entrenamiento en una comprensión muy especial de las acciones energéticas del individuo, tanto en su movimiento corporal, como en el movimiento sutil de las energías que lo componen.

La idea de energía a la que nos referimos debe ser estudiada dentro de la comprensión de que el individuo, en esencia no deja de ser, al igual que otros elementos de la naturaleza, un compendio de energías que interactúan formando materia. Esta idea, tan de última generación en sus conceptos, fue entendida hace milenios por los pensadores de la civilización china. Percibieron el fluir de la naturaleza y la integridad existente entre todos los elementos que se daban cita en ella. El ser humano, como elemento indisoluble de esta acción general, también forma parte en su individualidad de todo el conjunto de la existencia. La energía que nos permite ser vivos no es diferente a la que mueve los planetas o a la que alimenta al sol que nos ilumina.

Estudiar el movimiento de esa energía en nuestro cuerpo, la relación entre lo que nos ocurre, a nivel interno y externo, generó el desarrollo de disciplinas tan importantes como la acupuntura. Este sistema analizaba el movimiento de estas energías y cómo, en su discurrir por nuestro cuerpo material, seguían unas vías para alimentar o equilibrar los diferentes órganos que nos dan la vida. A estas vías de comunicación las denominaron meridianos y a los puntos de ese camino en los que esa energía se hacía más intensa los denominaron puntos de acupuntura. A través de la acción sobre ellos por medio de agujas finísimas fueron capaces de actuar sobre el libre fluir o estancamiento de nuestras energías sutiles, esto último, causa inequívoca de todo tipo de enfermedades, a esta energía la denominaron Qi.

Al principio del apartado citamos que el Tjq es un arte marcial. Efectivamente, se trata de un sistema con técnicas muy evolucionadas diseñadas como método de defensa personal, pero hay mucho más.

En general se tiene una idea muy estereotipada de lo que es un arte marcial. Para comprender el Tjq tenemos que deshacernos de estos estereotipos prefijados. La superioridad del Tjq como arte marcial frente a otros sistemas reside en la utilización mínima de la energía propia para deshacer la intención o acción ofensiva de un virtual atacante.

Es precisamente en el trabajo para desarrollar la sensibilidad que nos permita utilizar la energía de nuestro contrario donde reside la mayor parte de los elementos positivos que se le atribuyen al arte.

 

Tenemos que aprender a comprender cómo nos movemos, dónde está nuestro equilibrio y de qué forma utilizamos nuestra energía física y sutil. La unión de estos elementos nos permitirá ser un elemento de anclaje en el que las energías del contrario pueden ser desviadas o absorbidas.

Que nuestro equilibrio y nuestra forma de movernos sea un elemento tan importante dentro del arte, nos enseña que el Tjq precisa de una conciencia corporal muy evolucionada que se puede conseguir por medio de su entrenamiento.

Francisco J. Soriano practicando Chen Shi Taijiquan

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Práctica de Taijiquan en el parque de Málaga

Podemos hacer que el Tjq sea una forma de meditación en movimiento, una forma de gimnasia, una forma de defensa personal, una forma de recuperar la salud y de fortalecer nuestros huesos, una forma de mejorar nuestra respiración o nuestras habilidades motrices; podemos hacer que el Tjq sea la filosofía de equilibrio que guíe nuestras vidas. Para ello sólo tenemos que dar el primer paso y, aunque algunas veces vayamos despacio y otras más rápido, hay que procurar no dejar de caminar.

Las virtudes terapéuticas que se le atribuyen a la práctica del TJQ correctamente realizada durante periodos de tiempo prolongados no son gratuitas. En China, una gran parte de la población realiza sus prácticas diarias y consiguen un mantenimiento de la salud óptimo en un ejercicio de bajo impacto accesible a personas de cualquier edad o condición física.

El estudio del Tjq debe abordarse con una gran paciencia hacia nosotros mismos. En su desarrollo nos encontraremos con nuestros propios bloqueos, físicos y mentales. La tenacidad en la práctica, la constancia y el interés que pongamos en ella determinarán, en buen grado, nuestras posibilidades de evolucionar dentro del arte.

Es por ello que tenemos que abordar el estudio desde los cimientos para ir progresando en tanto que éstos sean lo suficientemente sólidos.

La práctica del Tjq consiste en mantener una búsqueda de nuestro centro y nuestro equilibrio físico, mental y emocional, por medio de la movilización y equilibrio de nuestras energías burdas y sutiles.

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