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Trauma, medicina y energía: el uso funcional de sustancias en la práctica marcial china

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En la entrada anterior vimos cómo, en el contexto de las artes marciales chinas tradicionales, la relación con las sustancias farmacológicas no se articulaba desde una lógica ritual o espiritual, como en los sistemas alquímicos taoístas, sino desde una necesidad práctica derivada del entrenamiento físico de alto impacto. La preparación corporal mediante técnicas de endurecimiento, como la llamada «Palma de hierro» o Tiězhǎng, exigía una respuesta médica eficaz ante microtraumatismos repetitivos. A partir de esta necesidad, se desarrolló una farmacopea específica orientada a la recuperación funcional, la prevención del daño crónico y la optimización de la respuesta fisiológica del cuerpo al estrés mecánico.


Fundamentos médicos y principios energéticos

En la medicina tradicional china, el trauma se conceptualiza no sólo como una lesión anatómica, sino como una interrupción del flujo armónico del  y la sangre (xuè) en los canales jīngluò. Esta concepción plantea respuestas terapéuticas que combinen efectos fisiológicos locales con la restauración de la circulación energética.


El linimento conocido como Dit Da Jow o «vino para golpes y caídas» es una de las fórmulas más representativas de esta orientación. Se trata de una preparación líquida a base de alcohol etílico, en el que se maceran diferentes hierbas con propiedades analgésicas, antiinflamatorias, antisépticas y activadoras de la circulación. Su uso está documentado en contextos marciales desde al menos la dinastía Ming y continúa siendo parte integral de la práctica en estilos que requieren acondicionamiento físico progresivo de tejidos blandos y estructuras óseas.


vino

Composición y función farmacológica

Las fórmulas tradicionales de Dit Da Jow pueden variar significativamente en su composición, pero suelen incluir elementos como:



Estas sustancias son combinadas según principios de sinergia terapéutica definidos por la teoría de los cinco elementos y la dinámica jun–chen–zuo–shi (soberano–ministro–ayudante–mensajero), habitual en la farmacología clásica.


El propósito principal de estos productos es modular la inflamación, prevenir adherencias tisulares, restaurar el flujo energético y favorecer la recuperación funcional. Según la teoría de la medicina tradicional china, su aplicación tópica antes o después del entrenamiento, en técnicas como el golpeo repetido contra superficies (sacos, madera, piedra), permite acelerar el proceso de adaptación tisular sin comprometer la integridad estructural del cuerpo.

Las fórmulas tradicionales de Dit Da Jow pueden variar significativamente en su composición

Interacción con el Neigong y la regulación interna

La práctica marcial interna (nèijiāquán) integra la farmacología tópica dentro de una lógica más amplia que incluye el neigong (trabajo interno). En este marco, el Dit Da Jow no es un elemento aislado, sino un complemento que respalda el cultivo energético a través de la regulación de funciones corporales básicas como la circulación, la absorción de energía térmica local y la prevención de estancamientos que puedan bloquear los canales energéticos.


A diferencia del Wàidān, donde la sustancia ingerida busca alterar la condición ontológica del practicante, o del Nèidān, que prescinde de toda sustancia externa, en la práctica marcial el linimento actúa como una herramienta efectiva de mantenimiento, cuya eficacia reside en la articulación coherente de sus efectos con las exigencias del entrenamiento físico y energético del artista marcial en el marco del entrenamiento de su estilo de Kung Fu.


plantas

Consideraciones clínicas y continuidad tradicional

Desde una perspectiva clínica contemporánea, muchas de las sustancias contenidas en los linimentos tradicionales han sido objeto de estudio y han mostrado, en la mayoría de los casos, propiedades farmacológicas objetivables. Su uso se mantiene en ámbitos que combinan tradición terapéutica y práctica marcial, aunque siempre deberían estar sujetos a una prescripción especializada y nunca a recetas caseras de combinaciones sin supervisión o control, transmitidas de forma oral entre practicantes sin conocimientos de estas complejas combinaciones. En este sentido, puede hablarse de una continuidad funcional de la medicina traumática china, no como herencia simbólica, sino como tecnología terapéutica derivada de la práctica corporal específica.

siempre deberían estar sujetos a una prescripción especializada y nunca a recetas caseras

Esta dimensión técnica y empírica del uso de sustancias se sitúa en una posición intermedia entre la mística alquímica del taoísmo primitivo y la explotación narcótica propia del periodo de las sociedades secretas del Qing tardío. No hay en este caso ninguna pretensión trascendental ni funcionalidad ritual, solo una necesidad fisiológica y una forma de respuesta terapéutica.


Podemos concluir que el uso de Dit Da Jow en las artes marciales chinas refleja una racionalidad práctica orientada a la conservación de la funcionalidad corporal dentro de un sistema de entrenamiento físicamente exigente. Una práctica que representa una aplicación coherente del conocimiento médico tradicional a un entorno marcial. En este sentido, constituye una tercera vía en la relación entre sustancias y cuerpo dentro del pensamiento chino: ni un vehículo místico hacia la inmortalidad, ni un instrumento de dominación o iniciación secreta, sino recurso médico-técnico al servicio de la preparación saludable del artista marcial.

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